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Exposímetro vs TTL: Por qué es mejor ambos que ninguno

exposimetro vs ttl

Exposímetro vs TTL Por qué es mejor ambos que ninguno

¿Te ha pasado alguna vez que has tenido que subir el brillo de la pantalla al máximo para apreciar una imagen? ¿Verdad que no ves igual la pantalla a pleno sol que tumbado a punto de dormir? Y sin embargo no usas el exposímetro cuando tomas fotografías y te fías de lo que ves.  ¡Error!

En este blog no te explicaré por qué tus ojos te mienten, y las pantallas también, pero te recordaré que si quieres entender mejor lo que no te voy a contar, leas antes este capítulo sobre el histograma, donde te hablé de todo ello.

Ahora que ya has entendido que las imágenes digitales son representaciones informáticas y que en función de la configuración y características de los monitores las veremos de una manera u otra. ¿Cómo podemos estar seguros de que capturamos una imagen correcta? Entendiéndose correcta aquella que representa lo que queremos.

 

Exposímetro

La opción más barata y menos fiable es leer el histograma y comprobar que los datos corresponden a lo que queremos lograr. Pero no todas las cámaras disponen de histogramas en vivo y, si queremos aproximarnos antes de pulsar el botón entonces echaremos un ojo al exposímetro incorporado en nuestras cámaras.

El exposímetro de las cámaras es un sensor que mide la cantidad de luz que le llega reflejada de los objetos en una regla de valores que suelen ir desde el -3 al +3, o más, dependiendo de la cámara. Siendo el 0 un valor que se corresponde con el gris medio y cuyo valor de luminancia es 128. Pero la clave aquí está en comprender y asimilar que la luz es reflejada, por lo tanto debemos ser conscientes y ajustar la medición a lo que tengamos delante.

Por ejemplo: Si me sitúo frente una pared blanca iluminada por el sol y realizo una medición puntual a la pared, si dejo la exposición en 0, la foto saldrá gris. Porque lo correcto, sabiendo que la pared es un blanco intenso, sería dejar la medición en un valor positivo, y aquí subjetivamente decidir cuánto de positivo. Tendríamos que conocer a la perfección nuestro equipo para acertar de esta manera la exposición correcta. Alguien a quien no le quedó más remedio que estudiarlo fue al inventor del sistema de zonas, el admirado Ansel Adams. Que creó dicho sistema para poder calcular ¡a ojo! la exposición que requerían sus paisajes obteniendo así unos negativos perfectos para exprimir al máximo en el revelado. Pese a que la tecnología actual ha dejado anticuado ese sistema, aún sigue vigente como referencia.

Y por si te quedas con la duda. Si hago lo mismo frente a una pared negra, también saldrá gris, salvo que comprenda que debo asignarle valores negativos.

Como puedes comprobar por ti, es algo muy subjetivo que nos dejaría todas las imágenes con un histograma incorrecto en función de dónde midamos y la decisión que tomemos a la hora de elegir la exposición. Si bien es cierto que las cámaras no solo tienen la medición puntual, sino que disponen de algoritmos que nos permiten una medición ponderada en el centro o matricial evaluando toda la escena. Yo no sabría decir si eso es más o menos fiable, desde luego no saber dónde mido no lo hace más objetivo.

Y mi consejo es que, si quieres ser riguroso, lo mejor sería usar la medición puntual, elegir el tono que quieras medir, sea un gris neutro de la carretera, el traje negro del novio o el vestido blanco de la novia y ajustar la exposición a cada uno de ellos, aproximadamente, 0 para el asfalto, -2 para el traje y +2 para el vestido, aunque lo ideal sería probar para ajustarnos al máximo, ¡cómo haría Adams! Y saber que no nos vamos a pasar para no empastar el traje ni quemar el vestido de la novia perdiendo así todos los detalles del mismo, lo que sin duda no será gracioso ni divertido.

fotógrafa con ttl

TTL

¿Y por qué te cuento todo esto? Te preguntarás. Pues porque esto mismo es lo que usa el sistema TTL de los flashes para elegir la potencia del flash en función de la luz que le falta a la escena.

Tú, que has elegido unos valores de cámara, obtienes una exposición con ellos, por tanto, el flash mide a través de la lente (Through the lens) cuánta luz le falta para dejar el exposímetro a 0 (o el valor compensado que le hayas indicado). Por tanto, si mides algo negro, pegará un flashazo que lo quemará todo, y si mide al blanco más intenso, a penas saltará.

 

¿Pero no dicen que el TTL de los flashes más modernos es maravilloso?

Yo te puedo afirmar que, en general, sí. Pero, en ocasiones, no.

Bajo mi experiencia, el propio reconocimiento de rostros ha ayudado a que el TTL funcione mejor que nunca. ¿Por qué? Básicamente porque la mayoría de las cámaras, cuando activamos este modo de enfoque inteligente, ajustan la medición al modo puntual, que mide en el mismo sitio donde se enfoca; por tanto, al medir en la piel de los sujetos, que suele ser, en función del “moreno”, un poco superior al +1, el flash, que sin compensar medirá para el 0, optará por lanzar un destello comedido que no quemará la imagen, pero rellenará las sombras.

¿Y si nuestros sujetos no son caucásicos? En ese caso puede que el destello sea más acusado, pero por lo general, sobre todo en exteriores, ninguna piel es tan oscura como para que el destello nos rompa la imagen.

Eso sí, también he de indicar que en alguna ocasión, el sujeto ha girado el rostro y al enfocar en su cabello negro ha hecho que la potencia del flash suba lo suficiente como para hacerme pasar un tiempo en Capture One arreglando la sobreexposición.

Mi consejo es que pruebes el TTL de tu equipo y con el tiempo y la práctica le irás tomando el control, además, puede que incluso si eres observador, acabes tú mismo identificando cuál es la potencia que necesitas en cada momento y seas tú quien “realice su propio TTL”.   Algo que venían haciendo los fotorreporteros desde que se inventó el primer flash en el siglo pasado. Flashes cuya potencia se calculaba realizando una sencilla regla de tres entre la distancia, la apertura de diafragma y el ISO.

De ahí que te suene algo tan arcaico como el Número guía de los speedlight. Forma en la que uno podía calcular manualmente la potencia correcta dado que el cálculo no se basaba en la luz reflejada, sino en la propia y famosa ley de la distancia al cuadrado.

Volviendo a la actualidad, o no, y ahora que comprendemos lo que es un histograma, cómo se mide a través del exposímetro y como se basa en esto el TTL del flash. ¡Hablemos del exposímetro de mano! También llamado fotómetro o incluso flashímetro.

 

Exposímetro de mano

El exposímetro de mano, o externo, es un sensor que mide exposición, cantidad de luz, pero esta vez, permite medir la luz que incide, y no solo la que refleja el objeto. Y cuya calibración, como estarás imaginando, también es para un valor de gris medio 128 de luminancia.

Esto me permite medir a un objeto negro, gris o blanco, bajo la misma luz y obtener los mismos valores. Lo más habitual es que le indique con la velocidad y el ISO que quiero trabajar y me devuelva el diafragma que necesito para una exposición correcta, con ese valor, yo no solo voy a poder cambiar el diafragma de mi cámara, sino ajustar la potencia de la luz hasta que la medición me devuelva el diafragma que yo quiero usar.

exposimetro

¿Y si estoy trabajando con varias cámaras de diferentes tamaños de sensor?

La ventaja de usar un exposímetro de mano es que no importa el equipo con el que trabajemos porque mientras los parámetros coincidan, la exposición no debería variar. Digo no debería, porque tanto la lente como el procesado de la imagen pueden hacer que haya pequeñas variaciones entre las imágenes.  Como curiosidad, en el cine se emplean lentes exclusivas calibradas en número T, en lugar de f, que tiene en cuenta la cantidad de luz que llega al sensor y no la que pasa por el diafragma, asegurando así que cualquier lente al mismo número T, exponga igual.

El exposímetro de mano es la herramienta objetiva que necesitas para controlar tu exposición de forma precisa, tanto si trabajas con luz continua, con flash, o con la combinación de ambas, incluyendo la luz del sol o de cualquier emisor ajeno a tu control.

Para mí, es la solución ante la locura de la libre interpretación, y más aún cuando, además, en función del modo de imagen, simulación de película o curva que le asignemos, obtenemos histogramas, por tanto imágenes, muy diferentes.

Como entendemos que toda esta literatura requiere de un tiempo de asimilación y mucha práctica, no vamos a profundizar más.

 

Más allá del fotómetro

Pero si tienes curiosidad, existen herramientas aún más poderosas que el fotómetro. Se llaman espectrofotómetro,  termocolorímetro o colorímetro, y permiten medir, como su nombre indica, todo el espectro lumínico para identificar no solo la exposición sino también los colores. Salvo casos muy rigurosos como las reproducciones de arte, no se suelen emplear en fotografía, y quedan solo para laboratorios de investigación o calibración. Si pensaste que con la carta de gris acertaste el balance de blanco, he de decirte que si quieres precisión, esa es tu herramienta. Pero salvo que seas científico no creo que aporte mucho a tu trabajo, sobre todo sin la formación específica que se requiere para usarlo correctamente y comprender los datos que muestra.

 

Ahora que ya sabes cómo medir la exposición de tus fotografías, sean con flash o no, disfruta poniendo en práctica lo aprendido y recuerda que en Kinafoto no solo te ofrecemos formación gratuita como esta, sino también las herramientas necesarias para disfrutar de esta luminosa y, quizá subjetiva, pasión por capturar instantes.

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